El Hatha Yoga es una de las ramas más antiguas del yoga, pero sus profundas raíces se remontan a mucho antes de su desarrollo formal en la Edad Media. La palabra sánscrita "Hatha" significa "fuerza" o "esfuerzo", pero en el contexto del yoga también representa la unión de dos polaridades: "Ha" (el sol) y "Tha" (la luna). Esta dualidad simboliza el equilibrio entre la energía masculina (activa) y la femenina (receptiva), un aspecto central del Hatha Yoga, que busca armonizar estas fuerzas opuestas para promover el despertar espiritual.

La historia del Hatha Yoga comienza en los Vedas (hacia 1500 a.C.), los textos sagrados más antiguos de la India, donde se mencionan posturas sentadas y técnicas de respiración como parte de las prácticas espirituales. Sin embargo, la práctica del Hatha Yoga no se formalizó realmente hasta siglos más tarde, en un contexto influido por las enseñanzas tántricas. El tantrismo, un movimiento espiritual surgido en la India en torno al siglo VI, desempeñó un papel clave en la aparición del Hatha Yoga al integrar la idea de que el cuerpo es un vehículo para la transformación espiritual, y que su purificación y fortalecimiento son esenciales para la iluminación.

Las primeras codificaciones del Hatha Yoga aparecen en textos antiguos como el Hatha Yoga Pradipika (siglo XV) escrito por Swami Swatmarama. Este texto se considera uno de los manuales fundacionales del Hatha Yoga y reúne las enseñanzas de las escuelas tántrica y ascética. Describe con detalle las asanas (posturas), los pranayamas (técnicas respiratorias), los mudras (gestos simbólicos) y los bandhas (bloqueos energéticos) destinados a purificar los cuerpos físico y sutil. El Shiva Samhita y el Gheranda Samhita (siglo XVII) son otros textos esenciales del Hatha Yoga que amplían estas técnicas y las prácticas de purificación interna conocidas como Shatkarma. Estos textos también insisten en el dominio de la energía vital, o prana, para despertar la kundalini, una energía espiritual que yace latente en la base de la columna vertebral.

El Hatha Yoga se desarrolló como una disciplina espiritual rigurosa diseñada para preparar el cuerpo para prácticas meditativas más avanzadas. Ascetas, sadhus y yoguis practicaban el Hatha Yoga con el objetivo de trascender las limitaciones físicas y mentales y alcanzarla iluminación (samadhi). El control del cuerpo mediante posturas (asanas) y respiración (pranayama) purificaba los canales de energía (nadis) y liberaba los bloqueos, facilitando así el flujo de prana.

No hay que subestimar la importancia de la kundalini en el Hatha Yoga. El despertar de esta energía serpentina mediante una práctica intensa tenía por objeto despertar los principales centros energéticos (chakras) y conducir al practicante hacia estados superiores de conciencia. Desde esta perspectiva, el Hatha Yoga se distingue por su acercamiento corporal a lo espiritual, haciendo del cuerpo una herramienta de transformación y elevación.

En el siglo XX, maestros como Tirumalai Krishnamacharya, B.K.S. Iyengar y Swami Sivananda modernizaron y popularizaron el Hatha Yoga en la India y en todo el mundo. B.K.S. Iyengar, discípulo de Krishnamacharya, desarrolló un estilo de Hatha Yoga basado en la alineación precisa de las posturas y el uso de soportes (bloques, correas) para hacer la práctica accesible a todo el mundo, sea cual sea su nivel físico. Swami Sivananda propagó un estilo de Hatha Yoga que integraba meditación y devoción, haciendo especial hincapié en el respeto de los principios morales del yoga (yamas y niyamas) y en la salud general del practicante.

Hoy en día, el Hatha Yoga se practica en todo el mundo, no sólo como una forma de acondicionamiento físico, sino también como una práctica espiritual que armoniza cuerpo, respiración y mente. Aunque es la base de muchos estilos modernos de yoga, comoel Iyengar Yoga, el Bikram Yoga y el Vinyasa Yoga, el Hatha Yoga tradicional se mantiene fiel a sus raíces, haciendo hincapié en la lentitud, la precisión y la concentración interior.